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El Viento, tú.
No soy muy bien hablante de lo que me siento, es más fácil que me veas a los ojos que reflejan el fondo del lago de más allá, de mi bosque. Sin embargo lo quiero decirte y compartir contigo, como me agita a mí ese suave movimiento del viento.
No más de hace una semana no sabía qué pasaría en el resto del tiempo aquí y de repente, no sé que eso era de pasar a nosotros o no, pero sí, de pronto me apareció una brisa de posibilidad con una intuición feliz y por fin llegó un viento, que provocabas y soplabas para llegarme volando a sentirte a mí.
El viento, que me deja sentir viva, sana y que está llenando con energías el vacío corazón del bosque, y más, me hace caer una gota del cariño, otra gota de alegrías y más gota de pasión para que renazca, florezca, deje frutos y acepte el tiempo a vivir como que nunca tuviera. Y, ya has regresado a mí, a mi bosque...
el viento, tú.
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